Al alimentar al ganado lechero con germinados genera un incremento en la producción de leche y de igual manera un incremento en la producción de grasa (FAO, 2001).
Este último parámetro de calidad es atractivo para la industria ya que permite producir derivados o tener excelentes productos.
Contenido de células somáticas y bacterianas. El contenido de células somáticas de la leche está muy relacionado con la mastitis, que es una enfermedad infecciosa, presente en todos los rebaños lecheros. Las vacas con mastitis contribuyen a aumentar notablemente los tenores de colonias bacterianas de la leche, al mezclar su leche con la de vacas sanas (Hazard, 1997).
La leche es un compuesto anfotérico, es decir que actúa como ácido y una base
a la vez. El pH varía entre 6,5% y 6,7% (Llangarí, 1991).
Se ha encontrado que al alimentar al ganado lechero con germinado de cebada y maiz, se disminuye la incidencia de mastitis (Carballido, 2005). Por lo tanto, la leche a partir de los germinados tendrá un menor contenido de células somáticas y bacterianas, lo que incrementa los márgenes de calidad para la industria láctea.
Al obtener mayor producción de leche por medio de los germinados los costos de operación disminuirán y harán que el ganadero se vuelva más competitivo y rentable en el mercado. Muchas industrias calculan el precio a pagar dependiendo de la calidad de leche que se entregue (producción de grasa y grado de acidez). Al mejorar la alimentación del ganado e incrementar la producción de leche y de grasa, el ganadero está en posibilidad de obtener un mejor precio por su producto y de esta forma, de elevar sus ingresos y mejorar la rentabilidad.
El precio de la leche ha subido por lo que su producción se vuelve más atractiva.
Estos alimentos tiene una variedad de nutrientes; para probar esto en Francia se realizó un análisis completo de una mezcla de 50% de cebada y de 50% de avena después de 8 días de desarrollo.